Reciéntemente he fundado un proyecto que, espero, se acabe convirtiendo en una empresa. Se trata de Sigue La Polilla, un estudio de comunicación creativa.
Y es el resultado de un árduo trabajo reflexivo que aún continua dándome vueltas en la cabeza. Me explico...
Durante bastante tiempo, me he dado cabezazos contra la pared por muchas razones. La principal son las circunstancias económicas, sociales y laborales que caracterizan nuestra época. Circunstancias que están minando consideráblemente la moral y la ilusión de toda una generación de jóvenes que, si bien considero que en muchos aspectos no están tan preparados como dicen (prepararse no es solo cuestión de títulos o idiomas), si son la mejor formada de este país; y con ello no denigro a las generaciones anteriores, todo lo contrario. Es gracias al esfuerzo de éstas por conseguir un nivel educativo y económico propio de otros países europeos que ahora toda una generación de jóvenes tienen varios títulos, másteres y han podido viajar por toda europa sintiéndose uno más, y no uno menos. Pero a lo que iba.
No solo me daba cabezazos por esas circunstancias, que me mantienen trabajando en una tienda de decoración de hogar tras 5 años de Publicidad y nosecuantos proyectos creativos. También esos cabezazos se debían a la propia mentalidad que, en ciertos aspectos, está adquiriendo nuestra profesión - especialmente la nuestra, de hecho -, en gran medida por esa hiper aceleración que internet ha propiciado.
Cuando te planteas que, como Ser Creativo que eres, lo que quieres es tener ideas originales y plasmarlas en anuncios, no caes en la cuenta de que no es tan fácil... ¿o sí? En mi clase había gente de todo tipo y condición, muchos de ellos con afán creativo, pero también unos cuantos con ganas de ser RR.PP, expertos en marketing o, símplemente, publicitarios. En lo que cayera. Pero ninguno se imaginaba que al salir al mundo real pasariamos más tiempo tratando de formarnos en tareas como las redes sociales, el SEO, el SEM, el e-marketing, las apps, etc. que lanzando ideas como locos alrededor de una mesa con otros locos y un montón de folios en blanco.
Así que, un par de años después, empecé a darme cuenta de que, por una parte, te pedían ser flexible, abierto, un "publicitario del Renacimiento" capaz de comprender el lenguaje on y off (otro día hablaré de por qué es absurdo seguir poniendo fronteras), mientras que por otro lado te pedían especializarte. Especializarte cada vez más, para ser capaz de llevar a cabo, quizás, solo dos funciones, pero a la perfección. O sea, ser el de la tercera viola de una orquesta. O el del segundo trombón. En vez de ser el director de orquesta (que no el "hombre-orquesta")
Voy a resumir, que me estoy alargando demasiado. El mundo de la comunicación ha cambiado. Y las marcas. Y los consumidores. El postmodernismo está agonizando, aunque intentemos mantenerlo con vida, y eso se resume en cambios de comportamiento de las empresas ante las respuestas del público. Ya no valen las marcas somo significantes y significados. Ya no es tan simple como "conduzco un Mercedes y eso me impregna de un modelo de vida". La gente está perdida, porque no hay ideales, principios, asideros a los que agarrarse, y las empresas están cayendo al mismo tiempo, demostrando que no son las rocas a las que agarrarse, algo que parecía hasta hace poco. Y la comunicación está ahí para hablar al mundo de tú a tú. Para hacer lo que siempre ha hecho: dar ilusión.
Si me preguntan, diré que contraponer "comunicación informativa" (periodismo) a "información comercial / persuasiva" (en teoría, la publicidad) es absurdo. Siempre he considerado que la Publicidad, a su manera, puede informar e informa. Con gestos, colores, sonidos. Con efectos mentales. Con retroalimentación. Una campaña puede tener tanto poder de convocatoria, un efecto tan tremendo, que la ola comunicativa es mucho más poderosa que un artículo en un periódico. ¿Qué hace de la Publicidad algo distinto? Yo siempre lo he dicho: no soy publicitario, soy comunicador creativo. Hago de la Comunicación, pilar básico de la humanidad y la civilización, algo original, creativo, divertido, intenso. No tanto porque te cuente qué ha sucedido, si no porque le doy forma artística.
Y eso es en lo que nos hemos convertido. Lo que siempre hemos sido, y lo que no ha cambiado por mucho SEO o CM que haya en el mundo. Un director de cuentas o uno de medios son creativos cuando son buenos en su trabajo, por que miran más allá. Un Community Manager que no sea original se limitará a bannear (dale la forma que quieras) y a colgar frases insustanciales en twitter. Un director de marketing con ideas llevará a cabo una campaña en la que intervengan los 5 sentidos. Uno aburrido se limitará a hablar de DAFO's.
Y por eso he creado Sigue La Polilla. Porque da igual si se trata de hacer un book para un joven actor o de crear una compleja campaña virtual para dar a conocer a una pyme. Porque da igual si se trata de reinventar a una gran marca o de fabricar una nueva visión innovadora del catálogo de moda de H&M. Porque la Creatividad está ahí, y sí es cierto que hace falta saber como posicionar (o al menos en qué consiste) tu web, y si es cierto que hace falta saber que una marca tiene tanta relevancia a nivel 1.0 como 2.0. Pero sin una IDEA, sin una creatividad, sin una comunicación creativa, no hay nada que hacer. Solo será ruido blanco.
Y para muchos todo esto suena muy abstracto y abierto, como un gran proyecto que se pierde en la bruma porque se dispersa demasiado. Son aquellos que piensan que el 2.0 se limita a colgar enlaces en FB o que piensan que internet son solo URL's. La auténtica creatividad 2.0 reside en interconectar docenas de mentes creativas, y eso busco. Por eso Sigue La Polilla puede ser una empresa donde creas que hay una sola persona, y en la que, sin embargo, haya cientos. La auténtica creatividad online.
El camino es duro, y la situación está, hablando claro, jodida. Pero toca acordarnos de que somos, ante todo, dos cosas: comunicadores y creativos.
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