¿Y si todo consistiese en ir poco a poco?
¿Y si resulta que no nos estamos comunicando con la propia Comunicación, que nos grita una y otra vez que nos lo tomemos con calma?
Estudiantes de creatividad que quieren tener la más brillante idea antes de cumplir los 23. Dinero para pagar escuelas de diseño donde se retroalimenta la endogamia publicitaria. Agencias que quieren crear la más novedoras de las app's una y otra vez. Deconstruir y construir, deconstruir y construir, para que luego... no haya cambiado nada, ¡vaya!
Ser los mejores en el anuario de este año, pasar a la Historia de la Publicidad y, sobre todo, ser el rey de Youtube durante una semana. Si un estreno de cine ya no dura seis meses, si no dos semanas, con una campaña de publicidad no hace falta que esperemos tanto: tres días, siete como máximo. Si, claro, oigo una voz que me dice "ey, ey, que la publicidad es efímera". Y yo pregunto: ¿la comunicación, también lo es?
¿Por qué la creatividad se sustenta en ideas que, como explosiones de humo, nos aturden y seducen durante unos segundos y nos hacen pensar - si, no todo son sabores amargos: también la publicidad hace pensar en ocasiones -, durante... no sé, cuanto, veinte días?
Tal vez toca pisar el freno. Si, claro, estemos al día, aprovechemos las tecnologías, innovemos, inventemos hilaridades y tengamos buenas ideas. Nadie niega eso. Pero reflexionemos también. Quizás los clientes, las empresas, necesitan no solo campañas, si no Comunicación. Que nos pongamos en su pellejo, ahora más que nunca. Que entendamos su discurso, lo que buscan, lo que sienten. Quizás toca empezar a plantear las cosas a medio y largo plazo (irónico: hoy en día, que toca vivir al momento porque no hay seguridad en nada, la publicidad tal vez debe plantearse precisamente ir a contracorriente: invertir tiempo, esfuerzo y reflexión).
Equilibrio entre velocidad y calma.
Equilibrio. Vínculos. Reflexión. Tal vez toca empezar a usar en publicidad conceptos que hasta ahora estaban reservados a la reflexión zen. Tal vez toca ser cada vez más comunicadores y menos publicitarios.
Y de regalo, una campaña que me ha parecido sencilla pero fantástica; quizás el hecho de que me guste cocinar ha influído, quien sabe.